Como ya comentábamos en la entrada sobre la conquista de California el motivo principal de la expansión española desde el virreinato de Nueva España hacia el norte siguiendo la línea de la costa norteamericana fue la aparición de buques ingleses por la zona, las noticias de la llegada de rusos a las costas de Alaska y la fundación de posibles establecimientos militares que limitasen la soberanía española en aquellas lejanas tierras.

Otro motivo para recorrer estas costas era la eterna búsqueda del Estrecho de Anián que se supone que debería de conectar el Océano Atlántico con el Océano Pacífico, proyecto que llevaba ejecutándose desde el siglo XVI y que evidentemente nunca tuvo éxito. La primera expedición que transportó soldados y se dotó de material para fijar un emplazamiento militar fue en 1789 en que se encargó al capitán Esteban Martínez desembarcar en la isla de Nootka y construir un fuerte con 31 soldados y un baluarte cercano dando apoyo. En pocos meses estaba todo dispuesto, el fuerte fue bautizado con el nombre de San Miguel de la isla de los Cedros y el baluarte como San Rafael.

Creado este punto militar ya podían establecer una autoridad y patrullar con regularidad la zona y así vigilar y revisar los buques que llegasen a dicha zona, sobre todo si eran extranjeros. En junio de 1789 fue realizada oficialmente la toma de posesión de la zona como española y se completaron las ceremonias preceptivas.

En 1790 se decidió reforzar el fuerte de Nootka enviando al capitán Pedro Alberni con 80 soldados de la compañía de Voluntarios de Cataluña y más material y cañones, rebautizando el lugar como Santa Cruz de Nootka. Gracias a estas mejoras fue posible enviar expediciones hacia el norte para comprobar qué había y hasta dónde habían llegado los rusos. Se nombraron lugares que aún tienen nombre español como Valdez y Puerto Córdova en donde se tomó posesión en nombre del rey de España. Este fue el punto de máxima expansión de España por territorio norteamericano. A partir de aquí comenzarían a producirse roces con buques ingleses y norteamericanos que derivaron en situaciones muy peligrosas tanto políticas como militares.

Para evitar más problemas se firmó un tratado en El Escorial que daba más libertad de movimiento a los ingleses en aquella zona y sentaba un precedente que terminaría con el abandono por parte de España de los territorios de Alaska y la Columbia británica en 1795.