Llegado a Tenochtitlán tras su enfrentamiento con Narváez, Hernán Cortés trató de calmar los ánimos de todo el mundo, abroncó a Alvarado por su impulsividad tras la que lió en la matanza del Templo Mayor y no quiso saber nada del emperador mexica ya que le había traicionado al entablar relaciones con Narváez. La conquista de México estaba en el aire.
Los ataques mexicas al palacio eran constantes, para tratar de aliviar la presión sobre él Cortés decidió sacar a sus soldados a luchar a la calle pero la acción siempre terminaba del mismo modo: tras haber avanzado unos metros por las calles de Tenochtitlán tenían que retroceder a su cuartel por la ingente cantidad de mexicas que les atacaban desde la calle y desde sus casas. La situación era insostenible. El agua y los alimentos empezaban a escasear. También la disciplina interna comenzó a resquebrajarse por el enfado que los antiguos hombres de Narváez a los que habían prometido oro y gloria y de repente se encontraban metidos en semejante ratonera, al igual que los de Velázquez, que maldijeron de nuevo el haber continuado luchando con Cortés y no haber vuelto a sus pacíficas haciendas en Cuba.
Muerte de Moctezuma
Pasados varios días así, Cortés ordenó a Moctezuma que tratase de apaciguar a su pueblo diciéndoles que a cambio de la paz los españoles se marcharían de la ciudad. Para ello salió a la azotea del palacio de su padre desde donde intentó hablar a todos los soldados mexicas que en esos momentos les asediaban. Varios principales detuvieron la batalla para escuchar las palabras del emperador que les demandó que dejasen ya de combatir, que los españoles querían salir de la ciudad pero la respuesta fue una certera pedrada que golpeó en la cabeza de Moctezuma dejándole malherido. Falleció a los pocos días debido a las heridas recibidas.
La noche triste: huida de Tenochtitlán
Cortés se quedó sin el escudo del emperador y tras varios días de asedio vieron que la única solución era huir por la noche, ocultos en la oscuridad. Una dificultad añadida para esta retirada táctica fue que algunos de los puentes más importantes de las calzadas que unían Tenochtitlán con la orilla del lago Texcoco habían sido derribados o dañados por los combates o para evitar la huida de los españoles. Para solucionar dichos problemas Cortés ordenó la construcción de unos pequeños puentes portátiles con los que poder atravesar esos puentes destruídos. También reunió todo el tesoro de Moctezuma y dio permiso a todos para que cogiesen el oro que creyesen conveniente. Los más prudentes cargaron solo un poquito, lo suficiente para que no le entorpeciesen sus movimientos en la lucha que probablemente tendría lugar.
El 30 de junio de 1520 por la noche se inició la retirada en dirección a Tacuba. La llamada “noche triste” había dado comienzo. Se intentó salir con la mayor discreción posible pero fue imposible no ser vistos y las alertas se dispararon. Por el camino fueron atacados por miles de mexicas desde sus canoas y desde las azoteas de sus casas. El resultado fue desolador, casi la mitad del ejército español había caído y con ellos gran parte del material y del oro capturado.
Los supervivientes llegaron a Tacuba y pudieron descansar pero por poco tiempo ya que seguían siendo hostigados por el enemigo. Los mexicas estaban rodeando la ciudad por lo que optaron por salir de allí y, evitando los caminos gracias al trabajo de guía de los tlaxcaltecas, pudieron descansar en una colina y reponerse de las heridas.
Pasados unos días en los que recibieron ataques dispersos de mexicas decidieron encaminarse a Tlaxcala buscando el refugio de sus aliados. Pero no sabían que a poca distancia, unos kilómetros más adelante, les estaba esperando un ejército de unos 40.000 soldados provenientes de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopán con la intención de acabar con ellos de una vez por todas.
La batalla de Otumba
Así el 14 de julio de 1520 en la llanura de Otumba se encontraron con ese gigantesco ejército. La batalla era, como casi siempre contra los nativos, desigual en número pero esta vez la situación era mucho más delicada ya que tan solo contaban con 440 soldados, 20 caballos, casi ninguna artillería y sin armas de alcance, además de que esta vez la batalla era a campo abierto. Por ello Cortés y sus capitanes pensaron y ejecutaron una intrépida acción: atacar directamente al capitán general del ejército mexica, fácilmente identificable por sus penachos, plumas y ricos adornos. Mientras lo buscaban la infantería en formación compacta aguantaba el asedio al que era sometida por miles de soldados nativos. Finalmente localizaron al capitán general del ejército azteca, al ciuacoatl, al que un soldado español llamado Juan de Salamanca hirió mortalmente con su lanza y le arrebató su estandarte, el símbolo que marcaba la victoria o la derrota dentro de su ejército. Los mexicas al ver al extranjero con su estandarte se aterrorizaron y se produjo la desbandada general.
Se había vencido esta importante e imposible batalla pero aún les quedaba otra muy importante: comprobar si iban a ser bien recibidos por Tlaxcala, si no era así muy probablemente sería el fin de los 440 soldados españoles que aún quedaban con vida.
Indice de la conquista de México
- Resumen de la Conquista de México- Inicios de la Conquista De México. Expediciones de Hernández De Córdoba y Juan De Grijalva
- Hernán Cortés arriba al Yucatán
- Batalla de Centla, primer enfrentamiento con los nativos mayas
- Fundación de Veracruz y golpe de mano de Cortés
- Cempoala y los totonacas se alían con Hernán Cortés
- El camino a Tenochtitlán: batallas de Tlaxcala y Cholula
- Hernán Cortés en Tenochtitlan
- Arresto de Moctezuma en su propio palacio
- Llegada de Narváez a Veracruz y matanza del Templo Mayor de Alvarado
- La Noche Triste y la batalla de Otumba
- Cortés prepara el rearme y el contraataque
- Ataque final a Tenochtitlan y captura de Cuatemoc
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