Tucumán era la zona ocupada por las actuales provincias argentinas de Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, Tucumán, Santiago del Estero, parte del Chaco y Córdoba. Toda esta amplia y habitada región había pasado desapercibida por los conquistadores españoles que llegaban desde Perú continuando la incesante búsqueda de nuevos territorios. Los primeros en pasar por allí iban camino de Chile, de donde habían llegado noticias de posibles riquezas.
El primero fue Diego de Almagro camino de Chile en las que los conquistadores de Charcas realizaron varios entradas en el Chaco. A finales de 1542 fue Don Diego de Rojas quien junto a los capitanes Felipe Gutiérrez y Nicolás de Heredia organizaron una expedición con el objetivo de alcanzar la tierra de los Césares con 200 experimentados hombres en distintas guerras. Partieron del Cuzco a mediados del año 1543 en dirección sur por el camino real de los incas, pasaron el lago Titicaca, dejaron atrás Catamarca y llegaron a ciudad de La Plata. Aquí repondrían vituallas y marcharían por Jujuy hasta Chicoana. En este punto en vez de continuar hacia Chile repentinamente cambiaron de rumbo y giraron hacia Oriente, sin duda, mal aconsejados por los nativos que les indicaron las riquezas del río de la Plata y los españoles pensaron que era otra cosa. Este error les hizo atravesar los Andes y meterse de lleno en la región de Tucumán produciéndose así su descubrimiento.
Recorrieron el camino de Angastaco y Tolombon al valle de Santa María flanqueando la sierra de Aconquija llegando a Tucumán a la altura de Concepción. Ante sus atónitos ojos apareció un fertilísimo territorio rico en productos naturales en contraste con la áspera y rácana región andina. Pero no todo fue bonito. Estos territorios estaban ocupados por el pueblo de los lules, una belicosa y violenta nación india originaria del Chaco que había expulsado de la región a los juríes o tonocotés, que tuvieron que refugiarse entre los ríos Dulce y de las Piedras. Dichos indios atacaban en pequeñas acciones a los españoles buscando debilitarles porque sabían que en un enfrentamiento cara a cara serían vencidos. Y así fue que en una batalla bastante importante los españoles vencieron a los lules y capturaron a su jefe, llamado Canamico, pero Diego de Rojas quiso ser magnánimo y en vez de castigar o liquidar al jefe indio lo liberó, con lo que se ganó su confianza y el apoyo del pueblo lule.
Dejados atrás los lules continuaron su viaje por la región de Santiago del Estero en donde se encontraron con la hostilidad de los indios juríes, menos belicosos que los primeros pero también duros de roer. Una flecha de estos acertó en Rojas y le envenenó muriendo a los pocos días. Por una serie de motivos fue nombrado jefe de la expedición Francisco de Mendoza un hombre sin las condiciones ni la experiencia adecuadas para el cargo. Pero continuaron en su viaje hacia el sur y luego hacia el oeste hasta llegar al río Viejo con la finalidad de alcanzar el Río de la Plata. Aquí eligieron un lugar y fundaron la ciudad de Medellín con todo el ceremonial necesario, el nombramiento de los cargos del cabildo y el levantamiento de varias viviendas y defensas. Hecho esto se prepararon para seguir explorando la región recorriendo la sierra de Ambargasta y la cordillera central de Córdoba en donde habitaban los indamas, sanavirones y comechingones. Naciones indias mucho más avanzadas que las otras con las que se habían encontrado. Vivían en asentamientos muy poblados y se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Estos indios tampoco fueron amistosos con los intrusos por lo que optaron por continuar viaje hacia el sudoeste en dirección al Río de la Plata al que llegaron probablemente a mediados de 1545 ascendiendo el río Tercero. En este punto, cerca del fuerte de Sancti Spiritus, se unieron las dos grandes corrientes conquistadoras españolas: la del Atlántico y la del Pacífico. Pero lo que podría parecer motivo de alegría no fue sino un nuevo obstáculo en el camino. Averiguaron que ese territorio ya había sido abandonado por los españoles por la difícil obtención de alimentos y la ausencia de oro y plata. Bastante enfadados decidieron volver a Medellín por el fracaso de tan sacrificado viaje pero por el camino se encontraron a la guarnición que se había quedado en Medellín. La habían abandonado por el constante y diario acoso de los indios, que no les permitían ni desarrollar la ciudad ni abastecerla haciéndose la vida imposible.
Una vez reunidas todas las huestes supervivientes debatieron qué hacer con la expedición. Unos querían regresar al Perú, otros volver a la ruta inicial de Chile en busca de la tierra de los Césares y otros fundar una nueva ciudad desde la que iniciar un proceso de conquista del territorio. Al final mediante un golpe de mano el capitán Nicolás de Heredia acabó con Mendoza y su maestre de campo Sánchez de Hinojosa, haciéndose con el cargo de gobernador y capitán general. Su decisión fue iniciar viaje en dirección norte, hacia el Perú en donde se encontraron con la rebelión de Gonzalo Pizarro uniéndose a las luchas, unos en un bando y otros en otro.
Tras tres años de durísimos viajes, tremendos combates y todo tipo de dificultades los expedicionarios regresaron al Perú en donde tuvieron que continuar con más sudor, sangre y tragedias. Para ellos el resultado fue muy negativo, no habían encontrado la tierra de los Césares y sus riquezas, no habían encontrado oro ni plata, ni siquiera lograron crear un asentamiento permanente pero lo que no sabían era que gracias a ellos se había cerrado la pinza en Sudamérica entre el Atlántico y el Pacífico inaugurándose la comunicación entre el Río de la Plata y el Perú, además de haber descubierto fértiles y magníficas tierras antes no conocidas.
Tras las guerras civiles del Perú con el triunfo del bando realista volvió a retomarse el proyecto de expediciones a la región de Tucumán. Por ello La Gasca otorgó capitulación a Juan Núñez de Prado para que fuese a poblar a esa región. Partió a finales de 1549 con 200 hombres desde Potosí y reocrrió territorio lule, diaguita y juríes, que al estar enfrentados entre sí estos últimos se aliaron con los españoles para derrotar a los otros, objetivo que lograron dejando seguir en paz a los extranjeros que estaban a punto de convertirse en locales al fundar en julio de 1550, probablemente a orillas del río Dulce, la ciudad de Barco y cuyo objetivo era el de proteger el camino de Chile y facilitar las comunicaciones con el Río de la Plata estableciéndose así en el primer centro urbano español en Tucumán y el inicio de su colonización.
Indice de la Conquista del Río de la Plata
- Expedición de Juan Díaz Solís de 1516- Sebastián Caboto y el Adelantado Pedro de Mendoza
- La expedición de Juan de Ayolas y Fundación de Asunción por Juan de Salazar de Espinosa
- Conquista de Tucumán
- Conquista de Cuyo