El correo marítimo entre la Península y las Indias en los primeros años de la conquista y colonización de América supuso un quebradero de cabeza para la monarquía castellana. Las noticias llegaban con las expediciones que repentinamente aparecían frente a las costas de las primeras ciudades construidas por los conquistadores españoles. Podían pasar meses para que llegase otro barco o expedición para tener noticias frescas de Castilla o de cualquier tema.
Igualmente el correo marítimo no solo era un medio de comunicación sino también de gobierno y control de la corona castellana en Indias. Dicho correo en dirección a las Indias estaba más regulado y funcionaba mejor pero en dirección inversa era caótico ya que su recogida y luego distribución dependía de la voluntad y ganas de servir del barco que viajaba a Sevilla. Bajo esta condición numerosos envíos se perdían o no eran correctamente entregados afectando muy seriamente a los asuntos y negocios en que se estaban involucrados. Así se detalla en la Real Cédula de 14 de mayo de 1514:
“[…] pero por lo que viene de las dichas Indias y tierra firme, como se encomienda a personas que no tienen cargo ni cuidado dello, ni son obligados a dar cuenta ni razón alguna, ha auido y ay muy malos recaudos en las cosas y despachos que de las dichas Indias y tierra firme vienen a muchas personas a quien toca, han recibido y reciben mucho daño, y como es tan grande las distancias de alla aca no se puede después remediar, porque passa mucho tiempo, y antes que se sepa es perdido el negocio […]”
El Rey Fernando crea el Correo Mayor de Indias
El rey regente Fernando el Católico decidió zanjar este engorroso asunto y para solucionarlo y tratar de mejorar el correo creó mediante la ya citada Real Cédula el cargo de Correo Mayor de Indias. Y nombró en dicho cargo de forma perpetua al doctor Lorenzo de Galíndez de Carvajal y sus sucesores. A partir de este momento todo el correo entre la Península e Indias sería regulado por este señor tratando de controlarlo y velar por su eficacia.
Liberalización del servicio
Para mejorar el servicio de correo, aparte de la creación del Correo Mayor, también se aprobaron legislaciones incluidas dentro del Reglamento General de Indias que trataban de adaptar su funcionamiento a las circunstancias del momento. El monopolio de este servicio en manos de una sola persona trajo problemas de corrupción y malos usos, al igual que ocurría cuando dicho correo se centralizaba en algún cargo político como podía ser un virrey, un gobernador o un corregidor, por ello Carlos I en 1541 liberaliza el correo por completo:
“Que los que llevaren de estos reynos cartas o despachos dirigidos a residentes en las Indias, los den o remitan libremente a quien los hubiese de recibir, y no tengan obligación a manifestarlos ante ningún gobernador, ni Justicia…”
Aún así, a pesar de las regulaciones, desregulaciones, control y legislación no había mucha confianza en este servicio y se acostumbraba a, sobre todo para asuntos importantes, enviar 2, 3 y 4 copias de la misma carta y por distintas rutas. Su transporte era realizado por los llamados buques de aviso, pequeños y ligeros, y que normalmente no tenían permiso para llevar ni pasajeros ni carga para no obstaculizar ni retrasar los envíos.
Durante el siglo XVII anualmente se despachaban 8 avisos, es decir, se mandaban buques de aviso en 8 fechas, 4 hacia Tierra Firme y otros 4 a Veracruz en Nueva España. Desde Sevilla iban directamente a Cartagena de Indias, donde despachaban el correo enviado a Sudamérica desde España y recogían el de Sudamérica hacia Nueva España y la Península. De Cartagena se dirigían a La Habana desde donde partían de regreso a Sevilla. Los buques enviados a Veracruz despachaban hacia esa zona del continente y recogían el correo en sentido inverso.
Creación de la Real Ordenanza del Correo Marítimo en 1777
Durante estos primeros siglos XVI y XVII no se tocó mucho más el servicio de correos y tuvo un funcionamiento óptimo, a pesar de la lentitud lógica de la época, y no fue hasta el siglo XVIII en que Carlos III creó la Real Ordenanza del Correo Marítimo el 26 de enero 1777, un verdadero cuerpo de ley que reunió las distintas leyes, ordenanzas y normativas creadas a lo largo del tiempo.
En esta ordenanza se regulaba y organizaba todo el funcionamiento del correo marítimo así como de los buques que lo transportaban, el nombramiento de cargos y cualquier aspecto del mismo. Los buques de aviso ahora partirían desde el puerto de La Coruña (Galicia) con destino a La Habana y Nueva España y cada dos meses los días 15 partían en dirección Buenos Aires y Lima.