La Europa del siglo XVI vio nacer a dos grandes potencias mundiales: España y Portugal que gracias a sus exploraciones y conquistas, hacia el oeste la primera con Descubrimiento de América y hacia el este la segunda, lograron extenderse por vía marítima y llegar a repartirse el mundo mediante el Tratado de Tordesillas. A final de siglo con la unión de ambas coronas se constituyó el imperio más colosal que jamás haya existido bajo el reinado de Felipe II.
El fortalecimiento de los grandes reinos continúa con el afianzamiento en el panorama europeo de reinos como Castilla, Aragón, Francia e Inglaterra, así como el Sacro Imperio Germánico que aglutinará a los numerosos pequeños principados alemanes y la Rusia del zar Iván III el Grande que unificó los distintos reinos rusos. Dichas monarquías crean administraciones centralizadas para un mejor control y se empiezan a establecer relaciones diplomáticas entre los estados configurando una nueva forma de hacer política.
Fue un siglo con numerosos conflictos bélicos entre las potencias principalmente por temas religiosos. La división cristiana entre católicos y reformistas y la adopción de una u otra por los jefes de estado desató dichos enfrentamientos como por ejemplo fue la Guerra de los Ochenta Años en los Países Bajos o las Guerras de religión en Francia, que supusieron un auténtico desastre para las regiones afectadas por los combates.
En el aspecto religioso Lutero inicia la Reforma con la que trata de discutir la autoridad del papa y de la iglesia católica. En Inglaterra Enrique VIII creó la iglesia anglicana para poder divorciarse sin necesidad de la intervención papal. Estos hechos provocaron la reacción con su Contrarreforma en la que ratificó su defensa de los sacramentos rechazados por Lutero así como el celibato y la fe en la divinidad de Jesucristo.
En el aspecto económico aumentó el comercio siguiendo las rutas de los exploradores y conquistadores por todo el mundo y se creó un potente sistema financiero para poder financiar las nuevas estructuras gubernamentales y los emprendimientos comerciales. Con esto cobra cada vez más importancia una burguesía inicial que intentará lograr más poder político y económico.
Gracias a todos estos factores se produjo un despegue demográfico en toda Europa que puso fin a las dificultades habidas en los dos siglos anteriores con las gravísimas epidemias de peste que sacudieron el continente. También renació la agricultura y la ganadería con el aumento poblacional y con la llegada de nuevos productos de las tierras conquistadas y el envío de los productos propios como intercambio.