Inicios de la conquista de México

Nos encontramos en los inicios de la conquista de México por Hernán Cortés. Pero unos años antes, concretamente en agosto de 1511 una nave española capitaneada por Juan de Valdivia procedente de Santa Marí­a de la Antigua del Darién y con destino Santo Domingo naufragaba en el Yucatán. Una tormenta la lanzó contra la costa y tan sólo veinte de los tripulantes consiguieron sobrevivir al envite de la naturaleza. Y de esos supervivientes tan solo ocho consiguieron llegar sanos y salvos a la costa. Y, como siempre, las cosas pueden empeorar porque allí­ les esperaban los Cocomes, una tribu de origen maya, que sacrificaron a varios de ellos dejando al resto para mejor ocasión, pero éstos lograron escapar siendo posteriormente esclavizados por otro cacique indí­gena.

Primera expedición de Francisco Hernández de Córdoba

Este es el triste epí­logo de lo que serí­a la primera vez que un castellano puso sus pies en tierras del Yucatán siendo más un accidente que una expedición. La primera de verdad que daría inicio al proceso que terminaría en la conquista del imperio mexica serí­a la organizada en 1517 por Diego Velázquez desde Cuba enviando a Francisco Hernández de Córdoba al mando de 3 naves y unos 150 hombres. El objetivo era el de explorar la costa de esta región en búsqueda de nuevas posibilidades de obtener oro y también de capturar nativos para llevarlos a trabajar a Cuba, donde estaban empezando a ser necesarios nuevos trabajadores.

La expedición partió de Santiago de Cuba en dirección noroeste hasta que una fuerte tormenta los envió hacia el Yucatán en marzo de 1517. Cuando llegaron a sus costas quedaron sorprendidos al contemplar las casas de piedra y cal de la primera población frente a la que pasaron. Le pusieron el nombre de “Gran Cairo“, por la costumbre que tení­an los cristianos de aplicar nombres musulmanes a cualquier cosa que fuera rara o extraña. A la zona la nombraron Catoche, cabo situado muy cerca del actual Cancún. Los indí­genas recibieron muy bien a los extranjeros pero a los pocos dí­as les invitaron a marcharse si no querí­an ser sacrificados por lo que optaron por retomar el viaje viendo que el ambiente se estaba caldeando.

Empezaron a tener problemas de abastecimiento de agua, los recipientes utilizados para su almacenamiento eran de muy mala calidad, viéndose obligados a desembarcar en Potonchán, ya en el mes de abril, para abastecerse de agua y alimentos. Pero al poner el pie en tierra fueron fieramente atacados por los nativos muriendo en la refriega casi la mitad de los castellanos.  Tras este suceso Hernández de Córdoba decidió poner fin a la expedición y retornar a Cuba con las nuevas noticias de que habí­an establecido contacto con la civilización del Nuevo Mundo más avanzada hasta el momento, ya que construí­an con piedra y disponí­an de avanzadas técnicas de cultivo y tratamiento del agua y además habí­an visto mucho oro, ya no eran las simples tribus antillanas o las que se habí­an conocido en el Darién. Esto era algo más y mucho más importante.

Estas noticias causaron gran conmoción en Cuba. Nuevas oportunidades se abrí­an y los españoles rápidamente comenzaron a preparar una nueva expedición, pero Hernández de Córdoba no volverí­a, ya que murió poco después de su regreso en Santiago de Cuba a causa de las heridas recibidas.

Expedición de Juan de Grijalva al Golfo de México

La segunda expedición de la conquista del imperio mexica capitaneada por el segoviano Juan de Grijalva partirí­a de la bahí­a de Matanzas al año siguiente, el 15 de abril de 1518, con Antón de Alaminos como piloto y con militares de peso como Francisco de Montejo, Alonso Dávila y Pedro de Alvarado entre otros. En total 4 naves y 240 hombres.

Siguieron la ruta de Hernández de Córdoba y llegaron a la isla de Cozumel, de aquí­ pasaron frente al rí­o Champotón y la bahí­a de la Mala Pelea, donde tuvo lugar la última batalla de la expedición anterior y en donde los nuevos expedicionarios también fueron atacados. Continuaron la costa dirección norte y se encontraron con un gran rí­o al que llamaron Grijalva y allí­ entablaron el primer contacto amistoso con un cacique llamado Tabzcoob, del que posteriormente derivó el nombre que los españoles dieron a la provincia: Tabasco. Siguieron más hacia el norte hasta que en el lugar donde poco después se fundarí­a Veracruz fueron recibidos por un gobernador de Moctezuma II, el gran emperador azteca, del cual tuvieron noticia por primera vez. Los extranjeros recibieron gran cantidad de regalos, animales, frutas, incienso y joyuelas de oro aunque no de muy buena calidad.

Ante el éxito de la expedición Grijalva ordenó a Alvarado volver en su nave a Cuba con los presentes de los nativos y las noticias de los descubrimientos. Ya habí­an pasado muchos meses desde su salida de Matanzas y no habí­an enviado ninguna noticia aún. Continuó explorando hacia el norte, animado por todo lo que estaba viendo, llegando hasta el rí­o Tuxpan donde ya por fin decidieron regresar, la llegada del invierno auguraba tormentas y mal tiempo y el viaje de vuelta era largo y peligroso.

Estas dos expediciones fueron el inicio de la conquista del imperio mexicano que comenzarí­a al año siguiente con la tercera expedición organizada por Diego Velázquez, la de Hernán Cortés.