Mucho se ha hablado de la rebelión de los esclavos en 1795 en Saint-Domingue, la colonia francesa en la isla Española. Este hecho se ha tratado siempre como la primera gran revolución esclava de la Era Moderna que finalizó con la independencia de Haití en 1804, la segunda de América tras la de los Estados Unidos, después de vencer a Napoleón. Al igual que en el proceso independentista norteamericano la corona española tuvo un papel muy activo en dicha rebelión como parte de la defensa de los intereses de la Monarquía en estas latitudes. De la misma manera que ocurrió en el norte, estas actividades no han sido muy conocidas ni reconocidas.
La Revolución burguesa francesa
Lo primero que hay que considerar es la época en que esta rebelión ocurrió y sus actores principales. Eran años convulsos esos de finales del siglo XVIII. En Francia se produjo la revolución de la burguesía francesa en 1789 con sus lemas de libertad, igualdad y fraternidad que rápidamente se extendieron por el mundo y amenazaron el poder de las monarquías absolutas, vigentes en ese momento. En Saint-Domingue empezaron a llegar noticias de estos hechos y los monárquicos franceses vislumbraron el peligro que se cernía sobre la colonia si esa libertad, igualdad y fraternidad era oída y exigida por los esclavos, ya que al pertenecer a Francia habría que aplicar en ella las nuevas leyes emanadas de la revolución con la consiguiente abolición de la esclavitud y el desmantelamiento del sistema esclavista. Pero había un problema, Saint-Domingue era la colonia más rica y beneficiosa que poseía la Francia revolucionaria. Liberar a los esclavos sería renunciar a los ingresos que generaban y ya sabemos que donde hay dinero la ideología y las buenas intenciones pueden ser olvidadas.
Corrientes políticas en Saint-Domingue
Pues bien, en Saint-Domingue, en esos momentos existían diversas corrientes políticas y grupos sociales que se enfrentaban por obtener el poder o por lograr mejoras en sus condiciones de vida. En primer lugar estaban los funcionarios coloniales franceses, partidarios de la república francesa; luego los grand blancs, terratenientes azucareros blancos que simpatizaban con la idea de independizarse de Francia aprovechando su poder económico; los petit blancs, pequeños comerciantes, artesanos, profesionales liberales y franceses pobres llegados a Saint-Domingue en busca de una nueva oportunidad; los affranchis o libres de color, esclavos liberados que en muchos casos poseían más riquezas que los petit blancs pero que eran marginados en muchos aspectos políticos y sociales por el color de su piel; y por último los esclavos negros, que no poseían ningún poder ni derechos políticos ni sociales. Dentro de los esclavos había dos tipos en función de su posición social: los negros de élite o carismáticos que solían ser esclavos nacidos en la colonia y que les servían a los hacendados de intermediarios o enlaces con la gran masa de esclavos. Solían disponer de la confianza de los hacendados y eran muy respetados por los esclavos por lo que tuvieron gran peso en las rebeliones que se fueron produciendo; y finalmente los esclavos bozales, de origen africano y que habían sido vendidos en África y llevados a América a trabajar en las plantaciones, este último grupo era el más numeroso y el que más problemas solía producir.
Monárquicos franceses refugiados en el Santo Domingo español
Entre estas facciones se dispararon tensiones y enfrentamientos que generaron alianzas de diverso pelaje según a cual le interesase. Los monárquicos franceses vieron venir las posibles represalias republicanas y solicitaron asilo al gobernador español de Santo Domingo, el capitán Joaquín García, que encantado les acogió en la parte española y les apoyó en todo lo que necesitaran. Estos monárquicos partidarios de la vuelta al absolutismo de Luis XVI comenzaron a propagar entre los esclavos negros los falsos rumores de que el rey Luis XIV, aún vivo, les prometía mejoras en sus condiciones de vida con la intención de provocar su levantamiento contra el gobierno republicano. Para ello utilizaron a generales negros con los que habían negociado previamente unos beneficios y privilegios magníficos para que comandaran el alzamiento y dirigiesen a los esclavos contra los republicanos. El vacío de poder sería aprovechado por los monárquicos que reinstaurarían el absolutismo y la permanencia del sistema esclavista.
21 de agosto de 1791: los esclavos negros se levantan en armas
Dicho y hecho. El 21 de agosto de 1791 en la Provincia del Norte de Saint-Domingue los esclavos, conducidos por libres de color, se levantaron en armas atacando a los blancos y sus haciendas provocando gran muerte y destrucción. España, a través del gobierno dominicano encabezado por el capitán general Joaquín García, apoyó con material y armamento a los esclavos. Si bien, en los medios oficiales, España siempre negó dicha colaboración, su no beligerancia con Francia le obligaba a no tomar acciones contra ella. Pero sabían que tarde o temprano se romperían las hostilidades por motivos ideológicos. Esta colaboración es perfectamente comprobable cuando en 1793 estalló la guerra entre Francia y España siendo uno de los argumentos franceses el apoyo que el gobierno dominicano prestó y seguía prestando a los rebeldes negros.
Leyendo estas líneas parece que al gobierno español le preocupaba la situación de los esclavos de Saint-Domingue y actuó para librarlos de la opresión a la que estaban sometidos. Pues no. Las autoridades españoles actuaron pensando en su único beneficio. Su idea era la de utilizar a los esclavos negros como ejército aliado para derrotar a los republicanos franceses , no permitir que actuasen los monárquicos franceses establecidos en Santo Domingo y hacerse con el poder en Guárico (actual Cap-Haitien) reinstaurando la soberanía española en toda la isla, perdida desde el Tratado de Ryswick en 1697.
Otra prueba más de la participación española en la rebelión esclava es el alistamiento en 1793 de soldados rebeldes en el ejército español en calidad de tropas auxiliares de Carlos IV, teniendo las mismas un magnífico comportamiento en las batallas contra los franceses en los años posteriores. Si bien se produjo un negro episodio en 1794 cuando estas tropas, comandadas por oficiales españoles, tomaron la ciudad de Bayajá, al norte de la isla. Tras negociar su rendición se llegó al acuerdo de respetar los bienes y vidas de los supervivientes pero los soldados negros auxiliares actuaron por sí solos provocando la llamada Matanza de Bayajá, en la que fueron cruelmente asesinados cerca de 800 franceses blancos. Este hecho provocó el recelo y la desconfianza de los oficiales españoles hacia estos soldados a los que a partir de ese momento trataron de quitar protagonismo en las operaciones.
Tratado de Basilea
El 22 de julio de 1795 se firmó el Tratado de Basilea que ponía fin a la Guerra del Rosellón por el que España cedió a Francia la parte española de la isla de Santo Domingo y ella recuperaba los territorios ocupados por Francia al sur de los Pirineos. Dicho tratado dio por finalizados los enfrentamientos en la isla Española entre Francia y España pero no cerró las luchas de los esclavos negros.