Los pueblos de indios se definen como un asentamiento humano poblado únicamente por indígenas que contaba con un gobierno de autoridades indígenas reconocidas por el virrey. Su creación e implantación se dio durante la segunda mitad del siglo XVI. Dichas poblaciones se fundaron en lugares con gran concentración de población indígena que en tiempos prehispánicos formaban parte de una entidad político-territorial llamada altepetl en el virreinato de la Nueva España. Anteriormente muchos indígenas vivían dispersos por selvas, montañas y desiertos y con los pueblos se trató de reunirlos y dotarles de un pueblo en lugares más accesibles y mejor comunicados. En los primeros años de soberanía española durante el siglo XVI ya existían registrados cerca de 2000 pueblos de indios solo en la Nueva España.
Con estos poblados se trataba de concentrar a los nativos en un punto en el que pudieran ser educados en la religión católica, fiscalizar sus actividades y costumbres, simplificar la gestión de los tributos y tener disponible mano de obra para trabajar. La estructura del pueblo se asemejaba mucho a una ciudad española, es decir, se trazaba una plaza central de la que partían en línea recta las distintas calles y en ella se construían la iglesia, el cabildo y la cárcel. La intención era asimilar los nativos a los usos y costumbres españolas pero en su mayoría mantuvieron su propia forma de vida y sus costumbres. Disponían de un cabildo con el que ellos mismos se gobernaban y gestionaban sus recursos por lo que vivían en un régimen de libertad bastante amplio solo exigiéndoseles que sus actividades y forma de vida no fueran contra la doctrina católica. El alcalde solía ser el intermediario entre la comunidad nativa y las autoridades españolas, tanto políticas como religiosas.
Los pueblos de Indios en el virreinato del Perú
En Perú las familias indígenas vivían en pueblos particulares a su clase o estamento agrupados en parroquias, curatos o reducciones. Cada pueblo poseía su propio territorio formado de solares, parcelas de labrantía o chacras, huertas o pastos otorgados por la corona en función de las necesidades del mismo. En cada parroquia existía un núcleo o pueblo cabecera y pueblos anexos o cercanos. En el pueblo cabecera se encontraba la iglesia parroquial, la casa del cabildo y las casas de los residentes rodeados por parcelas de labrantía y pastos. En los pueblos anexos había viviendas de indios rodeadas por chacras, huertos y pastos. Cada pueblo se componía de varios ayllus divididos en dos categorías: parcialidad, barrio y banda de arriba o de abajo, siendo los de arriba de mayor peso social.
Las familias indígenas se dividían en familias principales y familias del común o tributarias. Lo que las diferenciaba era la posición social del padre, descendiente de los antiguos caciques prehispánicos. La legislación les asignó tareas de recaudadores y enteradores de los Reales Tributos, así como de organización de las mitas, haciendas y correos. Por estas funciones administrativas los caciques estaban exentos de pagar los Reales Tributos y también de acudir a las mitas, tanto ellos como sus hijos primogénitos. Asimismo cobraban un salario que era devengado de las tasas que cobraban a sus vecinos y podían disfrutar del uso de la tierras que los indios del común les proporcionaban.
Las familias del común estaban formadas tanto por familias con antepasados compartidos e incluso procedentes de distintos grupos étnicos. Constituían el “común de indios” o “comunidad” y podían gozar de tierras de repartimiento y bienes de la comunidad con los que, por lo menos, podían procurarse una subsistencia, pero para poder acceder a estos beneficios comunitarios debían de cumplir con el pago de los Reales Tributos y cooperar en las obras públicas de la Comunidad. Las familias de los originarios se asentaban en las bandas de arriba, mientras que en las bandas de abajo se asentaban las familias de los forasteros. No tenían derecho a tierras de repartimiento ni a los Bienes de Comunidad. Solo podían disfrutar de estos beneficios arrendándolos a los propietarios originarios a cambio de un pago.
Los pueblos de indios en el virreinato de Nueva España
En México las familias indígenas se distribuían en solares, milpas, magueyales y pastos y cada pueblo se componía de cabecera y zonas adyacente llamadas barrios, los más cercanos a la cabecera, y parcialidades los más lejanos. Dichas familias se dividían en familias principales, siendo la posición social del padre lo que las diferenciaba, y familias del común. Dicha posición social en México no venía por nacimiento o por ser familias de caciques prehispánicos sino por su éxito en el mundo de los negocios, habitualmente comercio, es decir, eran indios del común que habían ascendido por su propio mérito y no poseían beneficios fiscales ni ningún otro derivado de su posición. Tambien existían los “vagos o laboríos” que eran indios que provenían de otras parroquias y que habían sido expulsados de ellas por tener demasiada población por lo que no tenían ningún derecho a participar políticamente en el pueblo ni acceso a los bienes de comunidad.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Pueblo_de_indios
Claudia Guarisco: ¿Reyes o Indios? Cabildos, repúblicas y autonomía en el Perú y México coloniales, 1770-1812. Revista Andina 39, segundo semestre del 2004, Cuzco, Perú.